Por Óscar Dávila Jara (Moralito)
Con la frente erguida avanza lentamente, sin miedo, sin angustia, con la certeza de que si tuviera que volver a vivirlo lo haría sin remordimiento, sin el menor rescoldo de culpa, lo volvería a gozar, a paladear. Una y otra vez lo dejaría navegar por las bahías de su cuerpo, apaciguar las tormentas de sus deseos y acompañarla hasta un nuevo amanecer. Sigue leyendo